El independentismo catalán mantiene la actitud
propia del heredero egoísta y malcriado que pretende quedarse con
toda la herencia y echar de casa a sus hermanos.
Pero las cuestiones de Estado no obedecen a caprichos temporales de uno o varios sectores de la población sino que deben estar basados en el bien común y en el interés general de los pueblos y personas que forman dicho Estado. Es decir, la totalidad de los herederos que forman esta gran familia que es España.
Pero las cuestiones de Estado no obedecen a caprichos temporales de uno o varios sectores de la población sino que deben estar basados en el bien común y en el interés general de los pueblos y personas que forman dicho Estado. Es decir, la totalidad de los herederos que forman esta gran familia que es España.
Como en toda familia, el
patrimonio del Estado es algo que se ha construido a lo largo de
siglos de trabajo, luchas, sacrificios y sudor, de los millones de
personas que han nacido y vivido en este país. Luego, todo lo que hay
en España; sus ríos, montañas, llanuras, pueblos y ciudades, es
patrimonio de todos los españoles.
No es posible pues que a estas alturas, nos salga un
niño consentido y malcriado, con la pretensión de quedarse con todo
lo que hay en la casa, la propia casa, y los campos que la rodean.
Porque este niño consentido al que alguien llamó guapo una vez y
tuvo la vanidad de creérselo, no es hijo único y hay más
herederos.
A Cataluña se le ha dado ya mucho más de lo que
merece en detrimento de otras grandes ciudades mediterráneas como
Valencia, Almería o Cartagena que también pudieron ser puerto
preferente de España hacia el Mediterráneo: se crearon allí las
industrias, cuando se podían haber creado perfectamente en Murcia o
Castellón. Pero las burguesías clásicas españolas, incluyendo la
franquista, consintieron y malcriaron a la catalana, en perjuicio de
otras regiones, hasta la indecencia.
Llegó la transición y a Cataluña se le dio un
estatuto de autonomía con mas competencias de las que pueda tener
otro estado federado o confederado de cualquier parte del mundo
(nunca debió recibir competencias de Interior, como no puede
recibirlas de Defensa) y luego llegó la alucinación permanente de
ZP y les dijo que eran "nación" y el niño malcriado,
egoísta, caprichoso y consentido se subió a su pedestal y dijo que
quería quedarse con todo por su cara bonita y que el resto de
piojosos que formamos la familia nos quedamos sin nada y nos vamos a
vivir a la intemperie.
La verdad es que la experiencia nos demuestra que al
sector independentista catalán cuanto más se les dé más van a
querer y, como lo han tenido todo y no han sabido valorarlo, ha
llegado la hora de darles una bofetada a mano abierta en el rostro y
de decirles que hasta aquí hemos llegado; que se ha acabado el
cuento y que son uno más de la familia, con los mismos derechos y
las mismas obligaciones que cualquiera y, ni mas guapo ni más feo,
sino sencillamente uno más.
Y de independencia... Nada de nada. Vamos, es que ni
soñarla. "Tú a trabajar y contribuir vomo uno más que eres y, si no, en casa, castigado y sin salir".
Aprovecho la ocasión para decir que el Estado debe retirar cuanto antes las competencias de interior que ha otorgado a varias comunidades autónomas. Defensa e Interior son sectores que ninguna nación debe ceder.
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